Don Bosco y el sueño de los 9 años que marcó el inicio de la obra salesiana

30 de Ene, 2023

Por Carlos Guzmán

 

Soñar es una acción rutinaria que reiteradamente pasa desapercibida. Es normal que minutos luego del despertar, las experiencias vividas dentro del subconsciente mientras se duerme, se evaporen en lagunas mentales para siempre.

Sin embargo, muchas veces estas vivencias incorporan ideas que marcan a la persona, quien se encarga de materializarlas en acciones que impacten de gran manera dentro de la sociedad. Los sueños pueden convertirse en ventanas de inspiración que transforman vidas.

Para la misión de Don Bosco, los sueños desempeñaron un papel importante. Originalmente, él hacía caso omiso de ellos; pero cuando con el pasar del tiempo, percibió que se cumplían con exactitud, tomó consciencia de lo premonitorios que eran. En su totalidad, Don Bosco tuvo 159 sueños proféticos. 

Uno de ellos, fue el conocido “sueño de los 9 años”, que marcó su vida para siempre y le inspiró a crear la obra salesiana en todo el mundo. Este momento significó el inicio de una de las historias más trascendentales e importantes para la educación y transformación de la vida de miles de jóvenes.

El relato narra que a sus tempranos 9 años de edad, Don Bosco tuvo un sueño en el que se halló cerca de su casa junto a un grupo de niños que entre risas, blasfemaban constantemente. Al escucharlos, se abalanzó sobre ellos exigiéndoles que se detuvieran, iniciando una riña. Don Bosco, lo explicó de la siguiente manera en su libro “Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales”:

 “A la edad de 9 años tuve un sueño que quedó profundamente grabado en mi mente para toda la vida. Me pareció estar cerca de mi casa; en un amplio patio en el que una gran muchedumbre de niños se divertía. Unos reían, otros jugaban y no pocos blasfemaban. Al oír aquellas blasfemias me arrojé inmediatamente en medio de ellos, empleando mis puños y mis palabras para hacerlos callar”.

A aquella  siguió la aparición de un hombre al que Don Bosco describe de “aspecto venerado, edad viril y noblemente vestido”. Su figura estaba cubierta por un manto blanco y la luminosidad de su rostro era tal, que era imposible divisar sus rasgos fisionómicos. Ese hombre le llamó por su nombre y le mandó a colocarse al frente del grupo de chicos.

 —No con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad deberás ganarte a estos amigos tuyos. Ponte, pues, inmediatamente a hacerles una instrucción sobre la fealdad del pecado y sobre la belleza de la virtud—le dijo. 

 Sorprendido por las palabras del hombre, incrédulo y considerándose incapaz de cumplir su petición, Don Bosco le respondió.

 —¿Quién sois vos, que me mandáis a una cosa imposible?—contestó, mientras que los niños de su entorno paraban de pelear y se reunían alrededor del hombre.

 —Precisamente porque tales cosas te parecen imposibles, debes hacerlas posibles con la obediencia y la adquisición de la ciencia.

 —¿En dónde y con qué medios podré adquirir la ciencia?

 —Yo te daré la maestra bajo cuya disciplina podrás llegar a ser sabio, y sin la cual toda sabiduría se convierte en necedad.

 —Pero ¿quién sois vos, que me habláis de esta manera?

 —Yo soy el hijo de aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día.

 —Mi madre me dice que sin su permiso, no me junte con los que no conozco. Por tanto, decidme vuestro nombre.

 —El nombre pregúntaselo a mi Madre—añadió el hombre.

 En ese momento, una mujer de apariencia majestuosa apareció. Su imagen era resplandeciente, vestía un manto refulgente y al verle a Don Bosco aturdido por lo que sucedía, le indicó que se acercara a ella. Él lo hizo y la mujer tomó las manos del pequeño entre las suyas.

 —Mira—le dijo, y entonces Don Bosco visualizó que los chicos ya no estaban, en su lugar habían perros,gatos, osos y más tipos de animales—. He aquí tu campo, he aquí donde tienes que trabajar: Hazte humilde, fuerte, robusto; y cuanto veas que ocurre ahora con estos animales, lo deberás hacer tú con mis hijos—concluyó.

 Don Bosco atisbó a su alrededor y notó que no quedaba rastro de ningún animal salvaje, en su lugar habían corderos que con algarabía danzaban alrededor del hombre y la mujer. Ante esto, el pequeño rompió en llanto y pidió que le explicasen todo aquello de una forma que fuera comprensible para él. La mujer, se acercó a él y le dijo:

 —A su tiempo lo comprenderás todo.

 Extraído del libro de Don Bosco “Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales”.

El nacimiento de una misión educativa

El sueño de los 9 años es un punto crucial en la vida de Don Bosco, porque es el medio por el que descubre cuál será su labor en el mundo y refleja los elementos educativos que se convirtieron en la base de su obra.

La UDB conversó con Roberto Damas, director del Departamento de Pastoral Universitaria para que compartiera sus reflexiones acerca del significado de dicho sueño. Él comentó:

“El sueño de los 9 años es la profecía que le da Jesús de Nazaret a Don Bosco. Es su proyecto, el programa de su vida, es más que un sueño, es una visión trascendente que plasma la obra y la familia salesiana.

 Es una experiencia que Don Bosco tiene precisamente a la edad de 9 años, en el que Jesús se le presenta como un pastor que le encarga a muchos animales salvajes que antes eran jóvenes blasfemando.

 Lo interesante de este sueño es que incorpora componentes educativos, es decir, cómo a través del sueño se perfila la cuestión educativa salesiana. El sueño narra que los jóvenes que se habían convertido en animales rebeldes, se transforman en corderos y luego en pastores ¿qué significa que sean animales rebeldes? Que están en una condición inhumana y deshumanizada; por ello, Jesús al convertirlos en corderos los humaniza para que se vuelvan en humanizadores de otros jóvenes.

Entonces, el sueño de los 9 años es un programa de desarrollo y humanización fantástico. En él, Don Bosco nos enseña cómo es el hecho educativo y que debe de adaptarse a la realidad de cada muchacho.

Es más que un sueño, es la manera en la que Jesús le confirmó su misión a Don Bosco. En él se narra el objetivo de la obra salesiana: que los jóvenes en situaciones deshumanizantes se conviertan en corderos para luego transformarse en pastores de más muchachos ¿Y cuál es la finalidad de todo esto? La salvación de los jóvenes.

Los sueños de Don Bosco tienen  una finalidad pedagógica. Fueron la vía de comunicación entre la Divina Providencia y Don Bosco”. 

Roberto Damas

 El sueño de los 9 años significó el inicio del camino de Don Bosco: de una vida marcada por una obra que transformó la vida de millones de jóvenes y que hasta la actualidad, lo sigue haciendo. Este sueño, es el origen de una misión que tuvo como objetivo acompañar, escuchar y educar a los demás.

 

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