Una de las mejores experiencias de vida de una persona es la que acumula durante su etapa educativa. Desde que ingresa al colegio o escuela cambia su manera de pensar, crea su círculo de amigos, y va creciendo en gracia, sabiduría y conocimiento.
Pero entrar a una institución educativa salesiana se convierte en una experiencia memorable, llena de aprendizajes y retos que convierten a la persona en un ser humano excepcional, capaz de transformar realidades.
Así de excepcional fue la experiencia que vivió Verónica León, una joven alegre que estudió el Instituto Técnico Ricaldone y en la Universidad Don Bosco, dos casas salesianas que la formaron como buena cristiana y honrada ciudadana.
“Llegué al Rical (como cariñosamente se le conoce) en el año 2008 a estudiar mi noveno grado. Para el 2009 inicié mi bachillerato técnico vocacional en la opción de diseño gráfico, fueron 4 años en los que viví un sinfín de momentos que aún guardo en mi mente y corazón. Llegar a una institución salesiana te cambia la vida, creas un lazo de familia que a la fecha se mantiene. En el Ricaldone conocí grandes personas, compañeros y maestros que ahora les llamo amigos, e incluso al que ahora es mi esposo y compañero de aventuras.
Me considero una persona que le gustan los retos y que se exige a sí misma, precisamente esas características me llevaron a elegir el Ricaldone como mi casa de estudios, tenía muy buenas referencias de el respecto a las exigencias académicas; Gracia, una amiga de mi infancia que ya estudiaba ahí, me contaba acerca de las actividades que desarrollaban, de las experiencias gratas que vivías, de la manera de impartir las clases y las exigencias académicas ; y, todo ello me fue enamorando al grado de pedirles a mis papás, quienes siempre apoyaron mis decisiones, que quería estudiar en un colegio salesiano.
Recuerdo ahora tantos momentos de mi bachillerato, los lugares especiales como “las mesas de cemento” donde compartías con tus amigos y hacías tareas, donde en verdad vivís un clima de familia; recuerdo a mis docentes, la manera en que te acompañaban y bueno, tantas cosas buenas.
Me apasioné por el diseño gráfico y decidí continuar con esa área de formación para mi vida, pero decidí hacerlo en otra casa salesiana, donde pudiera sentirme bien como me sentí en el Rical, así que, en el año 2012 comencé mi carrera profesional en la Universidad Don Bosco, estudiando la Licenciatura en Diseño Gráfico, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
En la UDB he vivido inolvidables momentos, desde mi carrera, lo cual implicó muchos desafíos, estudiar diseño gráfico es demandante y exigente, y eso es bueno porque te convierte en un profesional resiliente, descubres toda la capacidad que tienes; y, al final cuando ves los resultados es gratificante darte cuenta que superaste todo.
Los primeros años fueron un reto, no pasaba en mi casa, pasaba más reunida en con mi equipo de trabajo. Trabajaba mañana y noche, pero al final teníamos la satisfacción habíamos hecho bien las cosas y, eso nos impulsaba a seguir haciendo las cosas de la misma manera.
Muchas experiencias marcaron mi vida profesional en la UDB, como los espacios de participación en concursos y eventos de mi carrera, oportunidades que me hicieron crecer en el área de diseño. Algo que no olvidaré jamás es la confianza que la Universidad depositó en mí, me dieron la oportunidad de recibir una beca, lo cual implicó un gran aprendizaje y responsabilidad.
La Universidad me abrió las puertas para poder trabajar desde mi tercer año de la carrera, confiaron en mi trabajo y me ha dado la oportunidad de seguir creciendo, ahora soy diseñadora estratégica senior en el Depto. de Comunicación Institucional, tengo siete años de estar acá y sigo sintiendo el clima de familia que Don Bosco nos hace vivir.
Definitivamente, estudiar en una casa salesiana ha sido una de las mejores etapas de mi vida”.
Verónica León, graduada UDB y del Instituto Técnico Ricaldone.
