Por Carlos Guzmán
Nicole Amaya, estudiante de quinto año de la carrera de Ingeniería Biomédica, cursó parte de sus estudios de educación superior en la Universidad Politécnica de Silesia, Polonia, gracias a una beca académica otorgada por la Unión Europea, a través del programa Erasmus+ y el convenio que tiene con la Universidad Don Bosco.
Dichas alianzas, son parte de los programas de internacionalización de la UDB, que tienen como objetivo potenciar el desarrollo humano, académico y cultural de sus estudiantes. Para Nicole, la experiencia significó un aprendizaje constante que le dejó un crecimiento académico y personal destacable.
“Me permitió abrir mi mente a nuevos horizontes, a otras culturas, distintos puntos de vista, personalidades, opiniones, diferentes idiomas, etc. Yo era muy introvertida antes de realizar la beca, pero todo esto me ha ayudado a ser más abierta, a conversar, ser independiente y valerme por mí misma”, comentó.
También, compartió acerca de los retos a los que se enfrentó, cómo los enfrentó y el aporte que dieron a su formación profesional.
“En primera instancia, fue el idioma, una actividad común como ir al super podía volverse complicada, pero con el pasar de los días, me adapté y poco a poco empecé a identificar qué significaba cada palabra. Además, siempre existe un reto académico, que es el más grande, porque incluye adaptarse, ser flexible, conocer una forma de enseñanza nueva; sin embargo, aunque es un reto, también es divertido, porque se aprende de una forma nueva, es un aprendizaje independiente, porque requiere investigar y obtener información por cuenta propia”, dijo.
Durante su beca, Nicole se involucró en distintas actividades formativas y de aprendizaje, lo que la llevó a trabajar en el proyecto Vive, cuyo objetivo fue crear una plataforma de realidad virtual para la enseñanza de la ingeniería biomédica, y del que forman parte universidades y empresas de Polonia, Portugal, Hungría y República Checa.
Para Nicole, el continuo acompañamiento de la universidad, junto a la formación académica obtenida en ella, facilitó su adaptación y óptima comprensión de los contenidos vistos en Europa.
“La Universidad Don Bosco estuvo presente desde el inicio, ellos me contactaron para darme la oportunidad y desde el primer hasta el último momento, estuvieron atentos de mí. Los docentes y directores de escuela me apoyaban con las asignaturas, a pesar de dificultades, por ejemplo, la diferencia de horario, siempre me dieron el apoyo que necesitaba. Y a nivel académico, la disciplina que requiere estudiar en la UDB, hizo que la carga académica en Polonia no fuera mayor problema, porque acá ya me habían inculcado a ser independiente, a tener iniciativa y a distribuir mi tiempo”, compartió.
