La importancia del estudio de las Ciencias Sociales

01 de Oct, 2020

Por Carlos Iván Orellana, director del programa de Doctorado y Maestría en Ciencias Sociales, UCA-UDB


Los programas de educación superior en ciencias sociales, especialmente cuando se trata de postgrados, constituyen apuestas formativas de alto nivel caracterizadas por el empleo de la perspectiva científica y aproximaciones multidisciplinarias para el estudio de la realidad.

Apuestan por la instrucción rigurosa con base en el método científico, la revisión de cuerpos teóricos varios (usualmente nucleados en torno a la teoría sociológica) y el estudio de manifestaciones de lo real con relevancia social.

Considerando la caracterización anterior, la importancia de estudiar ciencias sociales en la actualidad es múltiple. Primero, la vigencia de este campo de conocimiento, enunciado siempre en plural como “ciencias”, es consonante con la acelerada y multifacética complejización de la sociedad actual, cuya comprensión y estudio resulta limitada desde perspectivas únicas.

Asimismo, en tiempos en que el mercado condiciona la oferta de formación superior, los imperativos financieros y mercadológicos dominantes presionan a las universidades para ofertar programas altamente tecnocráticos.  Las ciencias sociales constituyen una barricada desde la cual resistir y ofrecer esa necesaria reflexión que la sociedad necesita para lograr una mejor comprensión del estado de cosas –incluyendo los condicionamientos aludidos– así como aventurar explicaciones y recomendaciones que favorezcan al bien común.

Por otro lado, estudiar ciencias sociales, lejos de negar la formación de base, contribuye al enriquecimiento y madurez de la especialización inicial (con frecuencia cuestionando la misma instrucción recibida y sus alcances). Las ciencias sociales ofrecen herramientas teóricas y metodológicas que propenden a la diversificación de los conocimientos y las competencias profesionales de origen, al tiempo que amplían los campos de opinión y de acción profesional.

La versatilidad y capacidad combinatoria de las ciencias sociales, puede y aspira a concretarse en la producción de conocimiento inédito. Este aspecto es consecuente con un mundo interconectado en el que, fenómenos como el cambio climático, vuelven patente la necesidad de ensayar visiones innovadoras e implementar perspectivas antireduccionistas sobre la realidad.

En este propósito, la producción de teoría y la investigación científica constituyen pilares esenciales de este campo de conocimiento, así como sus competencias profesionales más distintivas. Especialmente en países como El Salvador, en los que la necesidad de conocimiento no se suele cristalizar en el desarrollo continuo de investigaciones sólidas o la producción de conocimiento novedoso.

Finalmente, las ciencias sociales conforman un ámbito de conocimiento crítico. Esto en dos sentidos. Primero, porque se trata de un campo reflexivo, es decir, que reflexiona o que cuestiona constantemente su propio quehacer. En segundo lugar, porque constituye un campo de especialización abocado al posicionamiento ético-político sobre realidades lacerantes de las que tanto abundan en el país (problemas añejos como la violencia o más actuales como el enfrentamiento de las consecuencias múltiples de la pandemia).

Comprender, investigar y quizá contribuir a transformar algunos de las demandas de nuestro tiempo justifican con creces embarcarse en el fascinante mundo de las ciencias sociales.

 

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