Nelson Rodas es una persona alegre, apasionada por impulsar vidas y compartir sus conocimientos a los demás.
Su formación académica estuvo marcada por el carisma salesiano, cursó su educación básica y media en el Colegio Don Bosco, graduándose de bachiller en comercio y administración, opción Computación. Luego, decidió seguirse formando en una casa salesiana, estudiando su carrera de grado en la Universidad Don Bosco en la cual obtuvo su título como Licenciado en Ciencias de la Comunicación; y posteriormente, en dicha universidad cursó su maestría en Nuevas Tecnologías de la Comunicación.
Al concluir sus estudios de grado, Nelson se desarrolló profesionalmente en el ámbito del periodismo y editorial en reconocidos medios de comunicación; sin embargo, el destino le tenía preparado una oportunidad laboral en la casa de estudios que lo formó. Actualmente es el director del Departamento de Administración Académica de la Universidad Don Bosco, desde donde lidera los procesos académicos de los estudiantes.
“El estudiar en una institución educativa salesiana es gracias a mi madre quien siempre tuvo como objetivo que yo estudiara en el Colegio Don Bosco, y junto a mi padre hicieron todo lo posible para que ingresara. De hecho, me comenta que madrugaron para reservar mi matrícula tres años antes de estudiar mi primer grado, todo por que estudiase con los salesianos. Mientras estudiaba en un kínder nacional, me incentivaban para que me preparara académicamente, incluso tomaba clases extras.
Recuerdo muy buenos momentos. Han sido muchísimos, considerando que además de mi educación básica y media también estudié en la Universidad Don Bosco. Veamos, recuerdo del colegio a tantos buenos docentes y amigos; también cuando el colegio fue traslado desde el centro de San Salvador hacia la Ciudadela Don Bosco, en Soyapango; los eventos de Crea-J, que es la semana técnica, en especial la de mi promoción en el año 1996, así como mi graduación de bachiller. Ya en la Universidad, ver el crecimiento que ha tenido, los buenos amigos y colegas que he conocido, mis graduaciones de licenciatura y maestría, y cuando entré a trabajar en la UDB.
Formarme en una casa salesiana ha significado también aprendizaje. Aprendí el coraje de enfrentar los retos. A fortalecer mi fe y humanismo para pensar en el crecimiento personal y en el bien común. Aprendí a ser agradecido y tal como lo indica una expresión atribuida a San Francisco de Sales a “florecer donde Dios nos ha plantado”. Y a buscar la felicidad tal como lo quiso San Juan Bosco, a través del estudio y del trabajo.
Hay muchos recuerdos y anécdotas que viví en el Colegio, es difícil elegir una, quizás de tercer año de bachillerato recuerdo cuando fuimos a acampar a la finca San Blas, en el complejo Los Volcanes, en esa vez escalamos tanto el volcán de Santa Ana como el Izalco; fue tan grata la experiencia de amistad, que luego de graduados, un par de años nos fuimos de campamento como tradición. También recuerdo el retiro espiritual de ese año, fue muy emotivo e importante para despedirnos del colegio e iniciar una nueva etapa en la vida.
De Don Bosco aprendí la alegría. Lo importante que es trabajar sin descanso por lograr lo que se aspira, y a agradecer por las oportunidades que tenemos, aprovechar al máximo y pensar en el bienestar de los demás.
Como todo estudiante universitario enfrenté diferentes retos: Estudiar arduamente, con miras a ampliar mi conocimiento. No dejar materias y procurar obtener las mejores calificaciones que fuese capaz de obtener; dicho esfuerzo me permitió graduarme con honores en ambas carreras. También, el superar las dificultades económicas y saber conjugar en su momento el estudio, las actividades extracurriculares y el trabajo.
Recuerdo que en un ciclo debí suspender mis estudios puesto que solo podía cursar una materia y la situación económica en casa se había tornado difícil; luego de esa temporada, volví a la Universidad y solicité apoyo económico, logrando conseguir media beca para continuar mis estudios en los tres últimos ciclos; lo cual, fue una gran satisfacción para mí porque la Universidad confió en mí y con ello podía apoyar a mi madre, que en ese momento era quien costeaba mis estudios.
Algunas de las experiencias que marcaron mi vida profesional en la universidad está el participar en diversas iniciativas que a lo largo de los años tomarían fuerza como el Asociacionismo Salesiano Universitario y los grupos de extensión universitaria. Alrededor del año 2000 fui parte de los esfuerzos en la creación del consejo de estudiantes de la Escuela de Comunicación, también en los primeros movimientos para integrar el grupo de teatro, que luego sería La Huella del Venado, y participé en la organización de eventos de mi carrera, en este caso el ComunicaRe 2002, con motivo del Día del Comunicador.
Cada una de estas participaciones fueron ampliando mis competencias en cuanto al trabajo en equipo, el vínculo profesional con personas externas, la responsabilidad y disciplina, entre otras habilidades.
Una oportunidad para seguirme formando
Siempre tuve dentro de mis propósitos continuar mis estudios de posgrado; luego de mi carrera de grado, trabajando para un medio de comunicación escrito, recibí la propuesta de poder trabajar en la UDB. Eso me llenaba de mucha alegría, no solo la posibilidad de volver a mi alma máter, si no también, la oportunidad que se me presentaba de poder estudiar mi maestría. Siempre he creído en la calidad y pertinencia de las carreras que ofrece la Universidad así que tomé la decisión, y desde hace 16 años trabajo para la UDB gracias a esa determinación.
Inicié mi etapa laboral en la UDB como encargado de comunicación en el Depto. de Relaciones Públicas y Publicidad, luego tuve la oportunidad de liderar la Dirección de dicho Departamento, el cual ahora es llamado Depto. de Comunicación Institucional.
Siendo parte del equipo de colaboradores UDB realicé una movilidad de staff como parte del programa Erasmus+ a la Universidad Pública de Navarra, en Pamplona. Fue muy importante porque me permitió conocer la experiencia del trabajo de internacionalización que desarrollan y solidificar los vínculos interinstitucionales.
Mi formación con los salesianos ha sido la oportunidad de desarrollo y crecimiento más importante que he tenido. Un entorno de acompañamiento que impulsa a crecer.
Fue muy grato recordar esa parte de mi historia en esta entrevista. Me llené de alegría y agradecimiento a los salesianos por todo lo que han provisto en mi formación, cumpliendo la misión de Don Bosco. Y pude valorar y sentir satisfacción por todo el esfuerzo propio, el de mi familia y el de los amigos que me han convertido en la persona y profesional que soy hoy en día”.