Por Verónica Elizabeth Gutiérrez de Argueta, docente titular, Escuela de Administración de Empresas y Contaduría, Facultad de Ciencias Económicas.
Dada la relevancia que ha venido ganando en los últimos años, se ha considerado importante conocer el funcionamiento de las dinámicas socio-económicas al interior de las ciudades intermedias, tema que está cobrando fuerza en nuevas líneas de investigación, debido a que se ha vislumbrado el rol de estas ciudades, como parte de la dinamización de las economías dentro de los territorios y su contexto.
Para conocer un poco sobre la distribución de la población, desde un punto de vista económico, Ackermann & Cortelezzi (2020) indican que las actividades económicas no están localizadas de forma uniforme en los territorios, sino, su concentración responde a las áreas en las que la población puede aprovechar los recursos naturales del contexto en el que se ubican, utilizando insumos que les permitan potenciar la productividad y su competitividad. Por ello, es común observar características particulares en ciertos territorios, acorde a los recursos que la población pueda explotar a su alrededor; por ejemplo, en ciudades costeras se observa una economía basada en la comercialización de productos procedentes del mar, además de la gama de servicios: restaurantes, hoteles y turismo; en el caso de asentamientos en zonas rurales, se observa una economía basada en la explotación de la tierra y crianza de animales en granjas. Esta forma de establecimiento en los territorios define las actividades a las que los pobladores pueden dedicarse, oportunidades de desarrollo que le permitirá a la población obtener las máximas ventajas para una subsistencia digna y un esfuerzo por mejorar a diario su calidad de vida.
Sin embargo, la subjetividad dentro de la concepción del término calidad de vida puede tener interpretaciones divergentes, por un lado, se podría relacionar con mejor infraestructura en la vivienda, con una nutrición diaria más completa, mejor acceso a servicios básicos como: agua potable, electricidad y comunicación, así como una mejor educación y un empleo más digno, entre otros, elementos que mayormente ofrecen las ciudades en zonas urbanizadas; pero, por otra parte se podría relacionar con la tranquilidad del campo, con viviendas dentro de zonas verdes y amplias, con un menor hacinamiento, espacios de tierra para sembrar y cosechar alimentos 100% orgánicos, un mejor aire y menor contaminación, entre otros, elementos que mayormente ofrecen las zonas rurales. En este sentido, dada esta subjetividad, se tendría que observar si la movilización de la población estaría dada desde la ruralidad hacia la urbanidad, o viceversa.
Con base en las estadísticas, se observa que la densidad poblacional se está incrementando en las ciudades, ya que según el informe sobre las nuevas perspectivas de la urbanización en el mundo, la OECD (2020) indicó que, en el año 2015 el 48% de la población mundial vivía en ciudades, el 28% en pueblos y áreas de densidad intermedia y el 24% en áreas rurales, y según datos del Banco Mundial (2020), en el año 2020 alrededor del 55% de la población mundial (4,200 millones de habitantes) vive en las ciudades. Por tanto, se puede intuir que la mayor parte de la población que migra internamente, se está movilizando desde las zonas rurales hacia zonas urbanas, posiblemente en la búsqueda de una mejora en la calidad de vida dentro de las ciudades.
Para el abordaje en el tema de las ciudades, se presentan algunas clasificaciones establecidas dentro del área urbana, con el fin de facilitar la comprensión de las caracaterísticas propias de cada una de ellas. En un estudio desarrollado por Jordan & Simioni (1998), presentan tres tipos de asentamientos dentro de la evolución de la estructura urbana:
- Las metrópolis, que corresponden aquellas ciudades con más de 4 millones de habitantes,
- Las ciudades grandes, con una población entre 1 a 4 millones de habitantes y
- Las ciudades intermedias, con una población entre 50 mil a 1 millón de habitantes.
Uno de los aspectos interesantes en el estudio, destacó algunas ventajas que poseen las ciudades intermedias, como el favorecimiento a las dinámicas internas y a su fortalecimiento como ciudad, por encontrarse bajo un solo gobierno local o municipalidad, permitiéndole cierta autonomía en promover iniciativas que estimulan el desarrollo socioeconómico del territorio. Para el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura IICA las ciudades intermedias representan una expresión de territorialidad, al jugar un rol de nodos de desarrollo, en la dotación de servicios básicos y la producción de bienes y servicios, generando valor a la producción rural a través de la vinculación de insumos de las grandes urbes, creando empleo y dinamizando las economías locales. Por tanto, es claro el papel fundamental que juegan estas ciudades, siendo incluso centros de comercio en donde convergen productores con insumos provenientes de zonas rurales, vinculándolos con empresarios de las grandes ciudades o metrópolis, como se muestra en la siguiente figura:
Fuente: Nota. Por IICA (2021)
El informe de la CEPAL (2002), relacionado con las nuevas funciones urbanas, indicó que en la Unión Europea la talla de estas ciudades está dada entre los 20,000 y el medio millón de habitantes; para el Banco Mundial el límite superior se expande hasta el millón de habitantes; en Norteamérica el rango de esta talla se encuentra entre 200,000 y 500,000 habitantes, en Pakistán entre 25,000 y 100,000, en Argentina entre 50,000 y 1,000,000. Y así como se muestran estas clasificaciones con base a la talla demográfica, existen otras más, y esta falta de unificación de criterios estandarizados a nivel mundial, sigue siendo un problema.
Aunque estas diferencias en la homogeneidad de criterios, al parecer complican más la categorización si se desea considerar las particularidades de cada país, ya que, por ejemplo una ciudad con 100,000 habitantes de un país desarrollado, tendrá dinámicas distintas a las que presente una ciudad con similar cantidad poblacional de un país en vías de desarrollo; en este sentido, las ciudades intermedias no deberían de definirse solamente por la talla poblacional, sino, por su papel y el nivel de incidencia que ejerce en su territorio.
Según los datos del Banco Mundial (2020), más del 80% del producto interno bruto (PIB) mundial se está generando en las ciudades, por ello, es importante que las gestiones al interior de ellas se estén dando de forma adecuada, porque ello contribuiría al crecimiento sostenible de dichas ciudades, incrementando la productividad y facilitando la innovación y el surgimiento de nuevas ideas en estos territorios.
Es así, como el estudio de estas ciudades podrían abordarse desde: su caracterización, naturaleza de su crecimiento, estrategias de desarrollo local, formas de repensar nuevas definiciones y su contextualización; indagando sus dinámicas de funcionamiento, para saber ¿cómo están afrontando sus propios problemas desde la escala local?, ¿cómo logran vincular a las metrópolis con las zonas rurales?, ¿cómo están gestionando sus iniciativas de desarrollo y qué tipos de apoyo reciben?, ¿cómo inciden sus acciones en el cambio estructural de la ciudad y su contexto?, etc. y en términos generales ¿cómo están favoreciendo al Desarrollo Económico Local?. Por tanto, el estudio de estas ciudades se vuelve una apuesta importante para descubrir posibles soluciones ante la enorme problemática económica que se tiene, no solo en el continente americano por ser el más desigual, sino a nivel mundial.