"Antes, la mujer actuaba de acuerdo con lo que la sociedad le imponía. Yo, por ejemplo, he sido testigo de cómo las mujeres en mi comunidad tenían como máxima responsabilidad atender a sus esposos e hijos y hacer los quehaceres de la casa.
Cuando inicié la universidad muchas personas, incluyendo mujeres aseguraron que yo no llegaría lejos, que siendo mujer joven y de escasos recursos no tendría posibilidades de nada. Sin embargo, a pesar de eso, en este momento de mi vida, habiendo egresado de mi carrera y con todas las experiencias vividas puedo decir que se equivocaron, que siendo mujer puedo hacer mucho más de lo que piensan.
En ese sentido, pienso que la mujer de hoy es capaz de profundizar más en sí misma y buscar un estilo de vida que se adecue a su bienestar, sueños, metas y propósitos.
Yo crecí en un hogar en el que no tuve la figura masculina como principal ejemplo, ya que mi abuela ha sido madre soltera y mi mamá también lo es. A pesar de ello, yo he tenido lo necesario para vivir y gracias a Dios, a la Universidad Don Bosco y a la Fundación Kazma Family Foundation hasta tengo la oportunidad de estudiar una profesión, es decir que soy universitaria de primera generación en mi familia.
En la UDB yo no solo he aprendido el conocimiento técnico de mi carrera “Lic. Idiomas con especialidad en Turismo”, sino que he aprendido a desarrollar habilidades blandas que hoy por hoy me hacen ser la mujer que soy. Con respecto a eso, es importante destacar que como estudiante me he involucrado en diferentes actividades asociativas que me han permitido liderar proyectos, enseñar y aprender de otros, por ejemplo, fui miembro del grupo de teatro de la universidad, actualmente pertenezco a la Pastoral Universitaria desde la cual he sido ponente en webinars de diversas temáticas y soy miembro de la Asociación Salesiana de Estudiantes de Idiomas (ASEID). Todos estos espacios me han permitido ayudar a los demás, entre ellos muchas mujeres jóvenes.
De igual forma, soy una mujer que me involucro en actividades sociales, culturales y religiosas en mi comunidad y no lo hago simplemente como espectadora, sino que en la mayoría de las ocasiones lidero y participo de forma activa. En particular, me gustaría mencionar que antes de la pandemia gestioné la creación de un grupo de teatro en mi comunidad, en el cual participaron más de 25 personas, entre ellos se destacó la participación de mujeres, quienes hacían más de la mitad del grupo. Asimismo, he sido maestra de ceremonia en varios eventos sociales tanto en mi comunidad como fuera de ella. Además, he participado en otras actividades dando charlas, temas y realizando voluntariados.
Cabe destacar que en el área profesional para mi comunidad soy la primera guía turístico local certificada por la Asociación Salvadoreña de Guías Turísticos (ASAGUITUR). Desde este sector, he dado a conocer el turismo de mi municipio Cuisnahuat y he tenido la experiencia de atender pequeños grupos de turistas que vienen a visitarnos.
Otro rasgo sobre mi quehacer de mujer de hoy es que aun siendo estudiante y participando en lo antes mencionado, también tuve la oportunidad de emprender un pequeño negocio, el cual consiste en vender regalos y detalles para diferentes ocasiones.
Gracias a Dios, mi pequeña familia me ha apoyado mucho en todo. Como hija y hermana tengo responsabilidades en el quehacer doméstico y en el cuidado de los más vulnerables, lo cual hago con mucho amor.
Finalmente, me considero una mujer empoderada, ya que sé que con mi ejemplo y lo que hago apoyo a otras mujeres. Estoy luchando por mis sueños y tratando de llevar un estilo de vida que se adecue a mi bienestar y que me permita impulsar en ellas el deseo y la realidad de salir adelante como yo lo estoy haciendo porque sé que, con la ayuda de Dios, el esfuerzo, la perseverancia y la confianza en nosotras mismas somos capaces de lograr muchísimas cosas, incluso las que menos esperamos".
Rocelyn Henríquez, estudiante de la Lic. en Idiomas con especialidad en Turismo.