Estudiantes de diseño se forman con seminario de especialización sobre economía creativa

27 de Ago, 2021

El seminario de especialización, más que ser una de las modalidades de graduación para los universitarios, se ha convertido en una ventana de oportunidades para fortalecer y adquirir nuevas competencias profesionales para el mundo laboral.

Para la Universidad Don Bosco, el seminario busca profundizar y ampliar las competencias que requiere el ejercicio profesional en un área específica. Los estudiantes que lo realizan, cursan dicho seminario durante un ciclo académico y es impartido por profesionales con vasta experiencia.

Una de las áreas estratégicas y emergentes para el país es la economía creativa en los actuales ecosistemas de innovación, precisamente sobre este campo los alumnos de quinto año de las Licenciaturas en Diseño Gráfico y Diseño Industrial y de Productos cursaron su seminario de especialización que forma parte de su proceso de graduación.  

Fue impartido por la máster en gestión estratégica de la comunicación y experta en nuevas tecnologías, Claudia Reneé Meyer, con el título seminario de emprendimiento e innovación en economía creativa.

Dicha formación contempló cinco importantes áreas como el diseño de emprendimiento: modelo de negocio o emprendimientos sociales, diseño de producto, formación y proyectos de preservación.

Según la experta, si bien esta área tiene una fuerte concepción económica, no se encuentra aislada de los beneficios sociales y culturales que implica la puesta en marcha de proyectos en este campo.

“En El Salvador es poco abordada esta noción, por lo que fue necesario, en primera instancia, abordar los alcances y posibilidades que brinda la economía creativa”.

Claudia Meyer

La metodología de enseñanza empleada en este seminario fue bajo la modalidad de aprendizaje basado en proyectos, en esta, premia la adquisición de conocimientos y competencias clave a través de la elaboración de proyectos que respondan a problemas de la vida real.

Lo anterior es pilar fundamental para el entorno laboral. Los estudiantes, afirma Claudia, “aprenden a conceptualizar una idea acorde a los servicios, actividades o productos inmersos en la economía creativa; logran aplicar los elementos de esta, en el diseño de diferentes iniciativas con base a requerimientos particulares”.

Trabajo en sinergia

Como parte de su ejercicio profesional, los estudiantes trabajaron en equipo un proyecto con requerimientos específicos, en el que se evidenciara todos los elementos de la economía creativa e innovación. Algunos de ellos fueron enfocados a emprendimiento social, diseño de productos, diseño de actividades formativas y proyectos de visibilización y memoria.

Según explica Claudia Meyer, al tener la idea del proyecto perfilada los equipos de trabajo tomaron diversos caminos de investigación y puesta en marcha.

El equipo de emprendimiento social trabajó con el modelo Canvas para el diseño de una iniciativa que aprovechase el plástico reciclado para el diseño de baldosas. Los que desarrollaron actividades formativas tuvieron una inmersión en aspectos meramente pedagógicos como la definición de situaciones problemáticas, la construcción de matrices de competencias, entre otros aspectos (un grupo trabajó una propuesta formativa sobre diseño de empaques y otro sobre diseño gráfico, ambos para pequeños emprendedores).

Los jóvenes que trabajaron diseño de productos siguieron la hoja de ruta definida para ellos, explica Claudia Meyer, desde investigar la competencia, hacer sondeos a posibles consumidores, el pre test, hasta llegar a las versiones finales (un grupo trabajo sobre propuestas gráficas de leyendas salvadoreñas aplicadas a merchandising y el otro sobre juguetes tradicionales salvadoreños); mientras que, el proyecto de memoria, requirió, además de la carga investigativa, entrevistas a profundidad con cineastas salvadoreñas sobre qué implica hacer cine en el país para una mujer.

Gabriela Jazmín Rodríguez, alumna de Diseño Gráfico desarrolló su proyecto sobre diseño de productos con una finalidad de inclusión social, “se trata de una combinación de libro de lengua de señas con una gráfica consistente y colores unificados, acompañado por una aplicación móvil que incorpora elementos audiovisuales para facilitar el aprendizaje de esta lengua”, explica.

Para Gabriela, la experiencia de su seminario de especialización fue satisfactoria, desde el perfil profesional de la docente hasta la modalidad virtual en la que se desarrolló la formación.

“La modalidad virtual facilitó a los alumnos que estamos laborando, una oportunidad de tener una comunicación más directa y oportuna con la docente. Creo fielmente que esta fue una muestra real de cómo actualmente se está trabajando, fortalecimos la capacidad de delegar y lograr tener una comunicación clara, honesta y responsable”, reitera.

La experiencia docente de Claudia Meyer fue desafiante afirma, por las exigencias mismas de la virtualidad y en el marco de la pandemia, así como el tiempo que demanda el aprendizaje basado en proyectos; pese a ello, los resultados obtenidos fueron de éxito para los estudiantes.

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