Karina Guerra: “Pude obtener una perspectiva diferente de lo que la mecatrónica significa al otro lado del mundo.”

20 de Ago, 2025

Por Samuel Herrera

Un intercambio académico es una experiencia que genera una perspectiva nueva en el crecimiento profesional y personal de los estudiantes, incorporarse a una nueva institución y a una nueva cultura es un desafío permite crecer a pasos agigantados en un ambiente nuevo.

La estudiante de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Don Bosco, Karina Guerra, vivió esta experiencia al realizar una movilidad en la Universidad de Málaga, en España, una ciudad con una creciente proyección industrial y un entorno cultural que afirma, la cautivó desde el inicio.

Durante su estancia, Karina creció como persona y expandió sus conocimientos en áreas como fundamentos de robótica, organización de empresas, robótica y automatización,  electrónica de potencia; que le permitieron no solo profundizar en temas técnicos de su carrera, sino también experimentar de primera mano el aprendizaje en laboratorios especializados.

“Adoraba los días en que iba a los laboratorios a manipular robots ABB, programarlos desde su consola o desde Robotstudio y ver ese código ejecutarse en un robot físico”.

También enfatizó parte de los retos a los que se enfrentó, entre ellos, adaptarse a un nuevo estilo de vida en otro continente.

“Llegar a un país que no conocía, con una cultura distinta y un horario que complicaba la comunicación con mi familia, fue difícil al principio; pero aprendí a verlo como una forma de crecimiento personal”.

Aún con estos desafíos, el intercambio le permitió ganar independencia, confianza y una red de apoyo junto a otros estudiantes internacionales.

En el ámbito académico, Karina destacó la oportunidad de trabajar con tecnologías vinculadas a la industria 4.0, gemelos digitales y automatización, ampliando su perspectiva sobre lo que significa la mecatrónica en un contexto global.

“España siempre me llamó la atención por su cultura e historia, pero descubrir el potencial industrial de Málaga fue lo que me convenció, fue una ciudad de la que me enamoré, y si Dios quiere, espero volver a seguir estudiando”.

Este intercambio representó para ella un antes y un después, fortaleció su crecimiento personal, amplió su visión académica y confirmó su pasión por la mecatrónica en escenarios internacionales.

Experiencias como la de Karina reflejan el valor de los programas de movilidad, que buscan que los estudiantes se formen como profesionales globales, capaces de transformar su entorno con conocimiento, resiliencia y compromiso.

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